Protégete del sol: Los rayos solares están entre los principales responsables de la piel sensible, así que es importante utilizar cremas que lleven protección SPF, incluso en invierno.
Utilizar agua tibia y reducir el tiempo de la ducha: El agua caliente deshidrata la piel, por eso es recomendable, en la medida de tus posibilidades, utilizar agua templada para ducharte y fría, para lavarte la cara. Tampoco son convenientes los baños prolongados, reduce el tiempo de tu ducha.